Como comentábamos en la noticia de ayer, hoy es la concentración de los vecinos de Ponent frente al CAP La Granja, en protesta por la mala atención de su centro de atención primaria.
El Instituto Catalán de Salud admite un tiempo de espera de tres días a dos semanas. El Col·legi de Metges denuncia que «en muchos centros se da cita a 30 días vista».
Hasta 38 días tuvo que esperar esta vecina de 72 años. Pidió cita para ver a su médico de familia el viernes pasado, 14 de octubre y le dieron cita 38 días despues.
«Tener que esperar más de un mes es muchísimo, y eso que yo me cuido y no necesito mucho a los médicos, pero no puede ser»
Rosario Hidalgo, vecina de La Granja
Puede que este sea un caso extremo en cuanto a retrasos, pero forma parte de la tendencia de largas demoras en el CAP de La Granja de la que se quejan los residentes. «Lo mínimo es que superemos los 20 días para pedir una cita, pero hay casos mucho más graves«, dice Manuel Martín Bravo, uno de los ciudadanos al frente de la movilización. Hoy se van a manifestar frente a la puerta del centro y pretenden hacerlo todos los miércoles. Otro ejemplo del verano es aún más flagrante: un residente pidió una cita el 26 de julio y la obtuvo para el 13 de septiembre, exactamente 50 días después. Un último ejemplo, de ayer, a través de una solicitud por Internet: la visita más inmediata está prevista para el 11 de noviembre, 23 días después. Si la consulta no tiene lugar en persona, el plazo se reduce a 3. Por lo tanto, el retraso es de 16 días.
Retrasos de más de 30 días en las citas
La situación dificulta la atención sanitaria a gran parte de la población de Tarragona, en una zona de influencia del PAC estimada en 30.000 personas. Los habitantes de Ponent se quejan de la falta de vuelta a la normalidad en el centro tras haber sobrevivido a lo peor de la pandemia. «Esto ha provocado una grave falta de atención a personas vulnerables con enfermedades que requieren un seguimiento regular por parte de los servicios sanitarios», denuncian.
«Tener que esperar más de un mes es mucho para mí», se queja Rosario Hidalgo, vecina de La Granja.
El Instituto Catalán de la Salud (ICS) señala que «el tiempo de las visitas médicas oscila actualmente entre los tres días y las dos semanas», y añade que «a partir del 2 de noviembre, dentro de dos semanas, existirá la posibilidad de realizar visitas personales con prácticamente todos los médicos». El ICS señala que «existe un verdadero ciclo de resolución de solicitudes espontáneas diarias que no toleran demoras, que incluye la gestión de la solicitud por parte de las enfermeras, la programación de los médicos de cabecera para las incidencias y la reserva de las visitas espontáneas en la mayoría de los días por parte del médico del centro». Sin embargo, se está desarrollando un plan para mejorar la accesibilidad. «En cuanto a los profesionales, entre septiembre de 2019 y septiembre de 2020, el PAE de Torreforta ha sumado unos ocho profesionales, principalmente tres administrativos, tres enfermeros, 1,5 trabajadores de bienestar emocional e intervención comunitaria y 0,5 dietistas, manteniendo el número de médicos de familia y pediatras», señala el ICS.
Lo ideal es que la visita no tarde más de cinco días, si no antes», dice Jordi Daniel, miembro de Camfic y médico del CAP de Salou.
Jordi Daniel, médico del CAP de Salou y miembro de la CAMFiC, la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria, reconoce que la lista de espera en algunos centros es «un problema preocupante» que va en contra de la propia esencia de la atención primaria. Uno de los valores fundamentales de nuestra especialidad es la accesibilidad, y hay varios factores que contribuyen actualmente a reducirla», dice Daniel.
Uno es la escasez de especialistas, la dificultad de encontrar médicos para todo el sistema. «Otro factor es que hemos ampliado nuestra gama de servicios, cada vez hacemos más cosas sin tener recursos suficientes«, explica el médico de Salou.
El peso de los problemas sociales
Luego están los factores externos. «Hay muchas peticiones totalmente desmedidas de pacientes que se corresponden con otros profesionales, problemas sociales que surgen en la consulta y que realmente retrasan la agenda», explica Jordi Daniel.
Esta es una de las claves de las dificultades que se encuentran en el CAP La Granja, pero también en otras instalaciones: las circunstancias sociales o emocionales también interfieren en la consulta del médico de cabecera.
El ICS informó de que se está desarrollando un plan para mejorar la accesibilidad en la EAP Torreforta.
Una de las soluciones es organizar y dividir el trabajo de forma diferente. «Tenemos que fomentar el trabajo en equipo. No todo debe pasar por el médico de cabecera. Se está reforzando el papel de la administración, que puede satisfacer muchas necesidades. Las enfermeras también tienen un enorme potencial para la toma de decisiones y la gestión, al igual que los nutricionistas y los psicólogos. Todos ellos son capaces de resolver situaciones. En algunos lugares esto ya está ocurriendo», dice Daniel, que por supuesto asegura la flexibilidad de los circuitos y «un tiempo de reacción extraordinario cuando vemos que se trata de algo urgente o difícil de gestionar».